He vuelto a meter la pata. Me disfracé de ti, el día que nunca amaneció y hoy, todo el mundo ha salido a la calle colocándose mi maldito rostro en sus cabezas, como si se tratase de una manifestación en extraño sueño colectivo. Vivo en esta constante especie de fábula gris que me oprime por dentro y tú te enfadas conmigo. A veces, siento como si mi cuerpo estuviera hecho de arenas movedizas, porque me hundo sobre mi mismo, dejándome una rara sensación de diluido en la cabeza, que no me deja reconocer quienes son aquellos que interpretan forzadamente un papel que no es el suyo.
No sé si es demasiado tarde, pero ahora quiero encontrar esa puerta que lleva a la parte de atrás de mi vida, donde se encuentran las maderas que sujetan los paisajes, los ayudantes, los cables y el desalmado director que dirige mi propia vida. Sólo quiero transmitirle esta angustia que me encoje, que casi no me deja respirar, y decirle cara a cara, que después de treinta años, ya es tiempo más que suficiente para haber contratado los servicios de un iluminador.
5 comentarios:
Un iluminador!!!!, que bueno, sí, no hay muchos por eso, la gente se conforma con la luz mortecina, y ver un par de metros por delante de sus ojos.
A veces pienso que mejor que sea así.
Genial.
Un abrazo.
Sí, a veces deberíamos poder hacer sugerencias a quien mueve los hilos, pedir un libro de reclamaciones, gritar a esa parte del yo que no deja que el aire ciercule libremente en nuestros pulmones. Al final, por más que culpemos a las circunstancias, el camino lo trazan nuestros pies. Buena metáfora, Maik. Muy buena. Saludos.
Qué original eres Maik, que bueno y que genialidades salen de esa tu cabeza... lo flipo. Un iluminador... jajaja es genial
Besos cariño...
Que maravilla!!!!!
Sé cómo es esa sensación de diluido en la cabeza, y al fin la luz.
Modugno me enamora.
Buen 2008 compañero del alma mía.
MaLe.
Si conseguís uno, por favor avisame.
Muy bueno.
Te ví en lo de Malena.
Un gusto conocerte.
Saludos.
Gabriel.
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